martes, 15 de octubre de 2013

POST MORTEM (Carta a Verónica)



Querida Verónica, ¿cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que te escribí unas líneas?, ya sabes que he perdido la concepción clara del tiempo y de cuando en vez la de realidad. Supongo que ahora con el paso de los años debo ser muy prudente al dejar ir las líneas, pues la curiosidad de saber tu identidad (si es que posees existencia) podría despertar toda una ola de juicios inquisidores en mi contra por esas personas que me aman tanto que serían capaces de asesinarme si la lengua fuera una espada.

La última vez que le permití a mis manos escribirte poseías una multiformidad admirable y al mismo tiempo preocupante; pero ahora que eres más univoca prometo ser claro (en lo que pueda)  al momento de escribirte. Siento de cierta manera que tengo tantas cosas por decir y contarte, que esto ha de valer la pena. Es que la vida me ha cambiado tanto que no sabría por dónde comenzar.

Creo según lo que se fragua en mi mente que esta es una carta de amor, algo reveladora y de forma inexplicablemente útil para los curiosos, ha de serlo pues se me ocurrió escribirte en una misa y me acompaña en cada tecla un gran sentimiento de amor por ti. Después de todo estás en mí desde hace muchos años atrás.


Mi amada Verónica, estoy muriendo. La vida se me está apagando cada día más y más y no sé cuánto tiempo soportaré esta agonía, podrían ser años, no tengo certezas. Comprenderás que no es para nada cómodo escribirte después de estos años para anunciarte tal tragedia, pero me he encontrado con una verdad de esas abrumadoras que parecieran ser constitutivas del alma y necesito contártela antes que la muerte acabe de llegar a mi puerta. Supongo así se sentiría un Descartes calentándose en el fuego cuando llegó a él el Método Cartesiano, y es obvia la exageración de mi comparación pero en este nuestro mundo hasta los cuadrados redondos son posibles.

Quiero hablarte sobre el declive de nuestro amor y de cómo contraje la enfermedad que acaba cada día más conmigo. Supongo recordaras toda nuestra historia, cuanto nos amábamos y cuanto compartimos juntos, eras novia de papel, recuerdo de infancia, enamoramiento fascinante, traición decepcionante, platonismo, idealismo, irrealismo y algo de misterio. Eras parte de mi mundo y constructora de mis sueños, mi tan amado amor y mi tan preciado tesoro.

Pero los caminos de la vida te arrancarían de mi mano como la hoja violentada por el fuerte viento, y entre una y otra cosa me vería envuelto en esta enfermedad, que luego de meditarla por más de dos años he llegado a la conclusión que la poseía desde la niñez. Pero hoy postrado en esta cama puedo asegurar que encontré la razón de nuestro declive.

Verónica, mi ahora tan amada Verónica. Yo nunca te amé. Y que duras y contradictorias  suenan estas palabras cuando retumban en mi cabeza y corazón como el estruendo de un trueno en la noche. Es encontrarme con una verdad amarga y poco gratificante como hombre creyente de poseer en mi corazón el más bello de los lugares para ti; pero es que creo que como muchos jamás entendí el verdadero significado de la palabra que tantas culturas y tiempos han catalogado como fundante. Supongo que tengo ese genio maligno que nos hace errar sobre lo que creemos como verdad; por lo que aceptaré tus críticas ante tales líneas pero aun así es necesario escribirlas.

Aunque había estudiado las diferencias entre el Eros, la Filia y el Ágape que describe la psicología nunca había aplicado estas concepciones con el sentido de fundamento en nuestra relación. Solo me dejaba llevar por ese tan adictivo sabor del Eros que entraba por la ventana y me cautivaba de tal forma que la joven Capuleto y el chico Montesco eran nortes de pensamiento entre lo que sentía por ti. Eras a mis ojos bella y atractiva, con toques sensuales y sonrisas cautivantes, que disfrazadas de inocencia llenaron mi niñez y adolescencia de irregulares estados de ánimos con tendencias bipolares.

Pero Yo nunca te amé mi tan amada Verónica, no evolucioné mi corazón al punto de trascenderte de ese adictivo Eros a algo mucho más lógico para el alma que esa sensación de mariposas en el estómago que más de una vez confundí con pesares estomacales. Amar tendría que haber significado para los dos algo más allá del sentir, pues si sentimos por medio de los sentidos (y perdona la redundancia) y estos al parecer son degradados por la muerte del cuerpo o con el pasar de los años, entonces mi amor por ti sería como la rúbrica de la liturgia, hasta que la muerte nos separe. Y nos separó.

Pues aunque aún no formamos parte del cementerio de la ciudad los sentimientos que acompañaron a tan gratos y traumáticos días fueron muriendo poco a poco en el pozo de los recuerdos. Es un mal de índole pandémico que aunque no aparece en los periódicos inunda las redes sociales y las historias de las personas de este mundo. Cuantas historias después de ti y en medio de ti escuché sobre la muerte de tales sentimientos. Es un principio básico, simple, claro y distinto pero la idiotez parece ser menester del enamoramiento en los que no alcanzan como tantos mortales la correcta concepción del amor.

El amor tiene por lógica que ser algo más allá del sentimiento, de un simple sentirse agradable todo el tiempo (que pareciera ser el fin último de muchos hombres), pues me parece curioso que con todos los matrimonios ancianos con los que he tenido oportunidad de hablar en estos años parecieran agregar a su concepción de felicidad, la tolerancia.  Y es esto, precisamente esto lo que ha llegado a mí de forma revolucionaria a mi alma; esta es mi comparación con el cartesiano, y el motivo que aceleró mi muerte de forma inesperada, obligándome a escribirte las líneas. EL AMOR VERDADERO POR EL CUAL SE FUNDAMENTAN TODAS LAS COSAS QUE ASPIRAN A LA PLENITUD DE EXISTIR. 

Pero ahora la noche me impide continuar con todo esto, se supone que debo encontrar entre las sábanas al Topus Uranus que calme mi pensamiento y entre los más extraños y variados sueños me permita descansar tan agitada alma. Pronto recibirás otra carta explicándote lo que ahora vez difuso. Lamento toda molestia causada, pero con la muerte próxima he perdido un poco el sentido de valoración… 

Quien te ama y no te amó… YO      

P.D.: Lamento haberte referenciado con tan histórico nombre de mis escritos, pero he de valerme de la curiosidad para difundir mi contradictorio mensaje.

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