viernes, 30 de agosto de 2013

Mi Amigo el Dragón (VI Parte)



Antes de poder pronunciar palabra alguna las voces continuaron. Sí, estamos al tanto de la presencia del Arlequín; al igual que nosotros él es una proyección de como la casa a identificado a un ser que aunque externo, merodea de cuando en vez los lugares más oscuros del paisaje. Así como “el misterio” es responsable de todo cuanto crece él es mediatamente responsable de todo cuanto muere.

Miré fijamente a una de las mujeres esperando encontrar un rostro definido en el destello luminoso pero tal búsqueda resultó inútil. Así que pregunté: ¿el misterio?

-El misterio, es el nombre por el cual podemos referirnos a tal ser, papá es el nombre por el cual “tu pequeño yo” puede referirse y así sucesivamente cada habitante en esta casa tiene formas de identificarlo. Su existencia es un verdadero misterio inalcanzable para nuestra lógica, existen diferencias espacio temporales que no nos permiten entender su plenitud, pues siendo la fuente misma de la sabiduría solo podemos acceder a ella de forma parcial a través de la revelación; constituye la fuerza primaria impulsora de todo cuanto existe en esta casa y fuera de ella, es lo más grande de lo cual tu pensamiento puede alcanzar, por lo que le definimos como el origen y mayor fuerza del universo. El amor.

Cada ser vivo se encuentra unido de una u otra forma a este misterio, identificado por los hombres a lo largo de todos los tiempos de muchas formas, bajo numerosos nombres, pero siendo solo uno. Al igual que todo en el hombre, su percepción de amor evoluciona junto a él, cuando eras niño considerabas a tus padres como protectores absolutos, invencibles, poseedores de la verdad, incluso temibles; al convertirte en adolescente te revelaste ante ellos pensando que no te comprendían, luego con el paso de los años pensarás que no están tan pendiente de ti como deberían preocupándose demasiado, y al envejecer les recordarás como grandes seres que te amaron con todas sus fuerzas y a quienes debes en gran parte toda tu vida y el haber aprendido a amar. Del mismo modo el amor de Dios en los hombres ha evolucionado en la manera de aceptarlo, hoy en día aunque no lo parezca es más difícil irse a la guerra que en el Medioevo. Quienes desean los conflictos aunque a veces lo pareciera no son mayoría. Luz y oscuridad se esparcen por el mundo desde sus orígenes por medio de la libertad.

¿Libertad? Pregunté desconcertado.

El amor constituye en su propia existencia a la libertad para decidir amar, ningún amor puede serlo si este se encuentra obligado a ser; entenderás que en esa libertad el hombre puede escoger no amar y por ende romper la relación que lo une a el misterio. Así entra la oscuridad a los seres humano, a sus casas. Siendo un  acto contrario al amor merecedor de una consecuencia para quien lo ejecuta y a quienes afecta, el hombre debe hacerse responsable de sus actos y sus sufrimientos, pero curiosamente es ante el sufrimiento que los hombres muestran su verdadera caridad.  

Aunque parecía entender lo que me decían no me atreví a interrumpirlas. Ellas continuaron.

Así como el misterio es referente al amor, el arlequín es referente al odio y al egoísmo. Es él quien ínsita de forma incesante a los hombres a romper su relación con el misterio, aunque no pueda interferir directamente si puede persuadirles para que hagan mal uso de su libertad y sufran, lastimen y maten por ello. Así nacen dragones como el tuyo, producto de tu error y el de otros, dejando cicatrices en ti tan profundas como se lo permitas. Esta casa que es un mero reflejo imaginario de tu alma, está condicionada a esa lucha entre luz y oscuridad, al susurro y burla del arlequín y a la súplica por amor del misterio. Pero aun siendo estas dos fuerzas superiores a ti, tu capacidad de escoger es, ha sido y será inviolable. Aunque el cielo se torne oscuro como la noche y el paisaje esté invadido de brea escupida por tus dolores, no existe oscuridad en ninguna casa que con la aceptación y opción del hombre por el misterio, no pueda ser blanqueada y transformada.  

El amor es de todas la mayor fuerza del universo, solo debes aceptarlo y lo que creías imposible dejará de serlo.

-Pero ¿dónde puedo encontrar al misterio, como hago para llegar hasta él?, pregunté con fuerte voz.

-La mayoría de los hombres buscan al misterio en lo externo, en teorías, libros, investigaciones, culturas, opiniones; muchos mueren sin saber que siempre estuvo con ellos inhabitado sus vidas; solo tenían que escucharle, solo deben guardar silencio en su corazón y hablar tal como tú nos hablas y preguntas ahora. Pero para ello deben despojarse de su vanidad y egoísmo, deben ser como niños quienes simplemente confían en quien les extiende los brazos. Como notarás una de nosotras representa a tu revelación, es ese espacio de tu alma donde por gracia se te entrega lo que necesites para producir bien en ti o en otros. Aceptarlo o dudar de ello es tu decisión.

¿Cómo puedo entonces matar a mi dragón?

Las voces guardaron silencio por un instante y alejándose suavemente de mí dijeron de forma unísona: 

-Esa es una respuesta a la que debes llegar tú solo, si es que tal cosa es posible en esta casa. Tu dragón se encuentra en el castillo del consciente. Suerte. Y diciendo esto se desvanecieron en el aire.

En un instante me encontraba nuevamente solo en el castillo, habían desaparecido los muebles y todo lo demás, dándole su primer aspecto solitario de cuadros negros y blancos. Caminé hacia todas las direcciones y todas parecían llevarme a las enormes puertas doradas. Me detuve como al principio un instante y pensé firmemente en el chimpancé, pero este no apareció; hice lo mismo con el señor “R” pero tampoco obtuve resultados, así que se me ocurrió pensar en el misterio, guardé silencio, cerré los ojos y comencé a recordar mi vida y mis experiencias, sintiéndome en todas pequeño ante incomparable ser, pensé en todas las veces que me había sentido amado y en las que yo amé. De pronto una voz como la de un susurro sonó en la habitación.

-Ve mi pequeño, encuéntralo, nómbralo y aprende.

De inmediato abrí los ojos y con una gran alegría corrí hacia la puerta, jalé sus enormes manillas doradas y al abrirla mi corazón dio un salto sobre mi pechó al contemplar frente a mí, la fría y atemorizante figura del Arlequín, quien parecía haberme estado esperando desde hace tiempo en el mismo lugar.

Una voz ahora gruesa y carente d sentimiento alguno dijo...

Continuará

jueves, 29 de agosto de 2013

Mi Amigo el Dragón (V Parte)



Antes de emitir palabra alguna, el señor “R” soltó una enorme carcajada y mirándome a los ojos preguntó: ¿Un chimpancé enano? jajajajaja que manera de concebir a tu inteligencia tienes.

-¿MI INTELIGENCIA? Exclamé con fuerte voz. ¿Este tonto monito es mi inteligencia?

El curioso chimpancé se acercó a mí ahora de manera fría y sin emitir sonido alguno, se desvaneció en el aire como la niebla y su voz resonó en la habitación. 

-Lamento no ser lo que esperabas pero prefiero acompañarte en el silencio que tener que soportar alguna ofensa.

El señor “R” que observaba todo con su acostumbrado rostro sonriente dijo: 

-Ya ves, has ofendido a tu inteligencia menospreciándola. Suelen ser bastante sensibles a esas cosas. No te preocupes como te dije, muchos son los que te acompañan sin que puedas verlos, eso no quiere decir que no estén ahí. Solo tienes que invocarlos y estarán contigo, incluso yo si así llegaras a necesitarlo.  Ahora sube.

-¿No vendrás conmigo? Pregunté.

La voz irónica del chimpancé inundó la habitación. 

-¿Ahora entiendes por qué soy un chimpancé enano?

Entendí que lo decía por mi pregunta, pues aunque el señor “R” no estaría de forma visible conmigo eso no quería decir que no me acompañaría. 

Me subí al extraño objeto cuadrado de colores y este de inmediato se puso en marcha a una gran velocidad. Al fondo se desvanecía la imagen del señor “R” que se despedía con un gesto desde el ático. Al cabo de un instante estaba parado frente a un enorme castillo de color turquesa con puertas de oro y ventanales llenos de mosaicos que parecían tener movimiento, me bajé del improvisado pero útil transporte y estuve frente a las enormes puertas doradas.  Estas con un gran ruido comenzaron a abrirse lentamente.

Entré con algo de temor al castillo y para mi asombro se encontraba absolutamente vacío, el piso estaba decorado de cuadros negros y blancos y no había ni un solo mueble, decoración o lámpara en la enorme y basta habitación. Las puertas se cerraron, pero todo se mantenía iluminado de alguna extraña manera ya que no podía distinguir una sola lámpara o ventana de donde proviniera la luz. Caminé de un lado al otro buscando alguna puerta o salida pero al caminar parecía tener un efecto deslizante sobre el piso que me mantenía en el mismo lugar sin importar mi esfuerzo en avanzar. Al ver que mis esfuerzos no me llevaban a ninguna parte cerré los ojos y pensé en el chimpancé, después de todo seguía siendo mi inteligencia y como por arte de magia apareció delante de mí con una enorme sonrisa que mostraba nuevamente sus rosadas encías.

-Dime, ¿en que te puede ayudar este enano chimpancé? Preguntó de forma irónica mi inteligencia.

Una nueva voz aguda se escuchó en la habitación y detrás de mí una mujer vestida de harapos, con el cabello descuidado y la túnica vieja y rota preguntó:

-Sí, ¿Cómo puede ayudarte él aquí?

Al verla mis ojos se llenaron de temor y fascinación era una mujer hermosa pero con una apariencia de pordiosera que me miraba fijamente con ojos penetrantes. ¿Quién eres? Pregunté.
Ella bajo el rostro y contestó de forma poco audible. “Tu humildad”.

En ese instante el chimpancé que ahora estaba a mi lado dio un brinco y se puso detrás de mí, sujetando con mano temblorosa mi pantalón como un niño que se refugia de un peligro. Lo observé por un instante y luego mirando a la mujer dije:

-¿Cómo podría ver con tanta claridad a mi humildad?, ¿si la viera no sería acaso mi propia vanidad?

En ese instante la mujer levantó el rostro de forma violenta y emitiendo un fuerte y espectral grito se desvaneció alejándose de mí a toda prisa. Siguiente a esto la habitación comenzó a retumbar y de forma mágica comenzaron a aparecer ventanas, lámparas, muebles y cuadros. En pocos instantes tenía el aspecto de una habitación normal, similar en parte a un tranquilo y antiguo estudio.

De pronto cuatro mujeres de túnicas blancas con rostros resplandecientes de luz aparecieron por el pasillo central y el chimpancé que hasta ahora seguía a mi lado, caminó hacia ellas de forma tranquila y serena como si una leve brisa lo impulsara. En un instante un destello luminoso se produjo ante mis ojos y ahora la imagen del chimpancé había sido suplantada por la de otra mujer de túnica blanca.

-¿Qué deseas de este castillo? Preguntaron cinco agudas voces femeninas al mismo tiempo.

Aunque sabía que no era prudente contestar con otra pregunta me atreví a decir: ¿Quiénes son ustedes? 

Las cinco mujeres contestaron al unísono: somos tu inteligencia, tu experiencia, tu inspiración, tu discernimiento y tu revelación, la manera que tienes de acceder a tu sabiduría. Sabemos por lo que has venido, pero ¿lo sabes tú?

Yo aún con el rostro confundido, solo me atreví a contestar: quiero saber lo que está pasando, quiero saber ¿quién es el ser al que llama papa el señor “R” y donde puedo encontrarlo?, quiero saber ¿cómo llegó el dragón de fuego a la casa y cómo puedo matarlo?.

Las mujeres se colocaron a mi alrededor formando un círculo y las cinco voces contestaron:

-Lo que está pasando siempre ha pasado y pasará, no siempre has podido entrar a este castillo, y las veces que lo has logrado no has podido superar al vigilante. Tu vanidad. Es por ella por la que muchas veces no has entendido lo que frente a ti estaba claro como el agua, es por ella por lo que mucho de este mundo se encuentra en sombras y una de las más grandes armas a favor del Arlequín.

Antes de poder pronunciar palabra alguna las voces continuaron. Sí, estamos al tanto de la presencia del Arlequín; al igual que nosotros él es una proyección de…

Continuará

miércoles, 28 de agosto de 2013

Mi Amigo el Dragón (IV Parte)



-Él vive aquí en la casa desde siempre.

Mis ojos desorbitados debieron mostrar una gran confusión en mi rostro, por lo que el señor “R” tomó mi mano y caminó junto a mí hacia una de las ventanas del ático, invitándome a mirar por ella y dijo:

-Mira desde la altura del ático como se ve la casa y dime que ves.

La imagen que contemplaban mis ojos era todo lo contrario a mi concepción de casa, en ella podía ver un enorme y basto paisaje de trigales coloridos como si la tierra los encendiera con muchos colores, suspendido en el aire se encontraban castillos formados por lo que parecían ser nubes de apariencia compacta de tonos celestes y el cielo era un espectáculo similar a una aurora boreal contrastada con el ocaso naranja de una tarde veraniega. Muchas estrellas se encontraban visible en el cielo y por los trigales o dentro de los castillos se podían observar seres de todo tipo y apariencia trabajando, algunos descansando y otros simplemente hablando. El Señor “R” haciendo un gesto con su mano señaló hacia un área del paisaje y pude observar manchas negras de lo que parecía ser una especie de brea que se esparcía por la zona, del mismo modo observé un río que corría al borde de los trigales pero con un agua de tono grisáceo que daba la impresión de contaminación.

-El paisaje de esta casa ha cambiado mucho con el paso de los años; cuando eras niño y jugabas conmigo todo era tan blanco como mi camisa, los castillos eran aunque pequeñas las más bellas creaciones que pudieran existir. El río era similar a un espejo movible y toda la vegetación resplandecía de luz; luego cuando apareció tu cicatriz y el cielo se puso negro todo cambió, todo parecía morir lentamente haciéndose cada vez más oscuro y sombrío o con nuevos colores de tonalidades variables y cambiantes, el Dragón escupió su fuego negro dejando manchas por toda la casa de esa asquerosa brea, pero cuando el fantasma del inconsciente lo encarceló todo volvió a tener el aspecto de antes aunque jamás volvió a tener aquél inigualable color blanco. 

Desde que comenzaste a escuchar a Papa el paisaje ha mejorado muchísimo como era de esperar, hay nuevos y bellos colores pero como podrás ver, aún quedan manchas que limpiar.  

Yo me aparté lentamente de la ventana y mirando hacia uno de los rincones del ático, pregunté: ¿desde que comencé a escuchar a tu padre, a que te refieres?

-Sí, Él es responsable de los cambios que se dan en casa para bien. Todo cuanto crece y prospera en el horizonte es por su intervención. No sé cómo funciona ni es mi tarea saberlo, para ello podría ayudarte la sabiduría, vive en el castillo de al fondo por si deseas visitarla. Lo que sí sé, es que Papa en todo momento está hablándote, pero por una extraña razón que tampoco entiendo no puedes escucharle siempre, a veces toma forma de brisa, otras de animal u cualquier otra criatura que le parezca, por ejemplo el día en que vino a visitarme era una bella orquídea parlante. Rió un poco y continuó. Desde hace un tiempo para acá se nota que le estás escuchando, pues el horizonte ha cambiado y los integrantes de la casa que antes no nos veíamos nunca, ahora hemos podido tener encuentros para charlar y compartir ideas. Por ejemplo, ahora mismo mientras hablamos la señora creatividad canta desde su ventana y otros habitantes que no puedes ver al menos que los invoques están acompañándote en cada momento. Es a lo que la sabiduría le llama integración.

Antes que mi pequeño acompañante pudiera terminar la frase yo interrumpí su discurso diciendo: ¿dónde encuentro a tu padre?

El señor “R” acotó: creí que venías por respuestas sobre un Dragón. 

Yo reflexioné un poco y él continuó. En la casa se rumora que el guardián del sótano fue devorado por el dragón y este pudo escapar. Aunque yo tengo mis dudas pues la puerta no se encontró forzada y el fantasma no ha hecho nada por volverlo a recluir, por lo que más que un escape creo que papa lo liberó. Pero solo son ideas al azar, pregúntale a la sabiduría ella sabrá explicártelo mejor, casi siempre sabe todo de todos sin saber nada de nadie.

-¿Cómo llego hasta ella? Pregunté a mi pequeño Yo.

Él sonrió y dijo: antes solía estar más lejos pero papa la ha atraído a vivir más cerca. Él se dio vuelta tomo una de las crayolas de cera y comenzó a hacer un dibujo de forma cuadrada en una de sus hojas de papel, la doblo y la envió por un conducto; de pronto un fuerte golpe se escuchó en la puerta y el sonido de una pequeña campanilla le siguió.

-¿Qué fue eso? Pregunté

Él no dijo palabra alguna sino que me tomó de la mano y abrió la puerta, frente a nosotros estaba un extraño objeto rectangular suspendido en el aire, con paredes de aspecto similar al de la pintura cuando escurre por una pared pero aparentemente transparente; presionó un botón y me dijo súbete.

Yo aún extrañado ante aquel inusual objeto, guardé un momento de silencio y me atreví a decir: creaste una nueva idea para mí, me has creado un transporte para ir a verla ¿verdad?. Él sonrió pero en ese instante un pequeño chimpancé entró a la habitación dando vueltas por el piso  pegando gritos y alaridos, mirándome fijamente y repitiendo sus acrobacias una y otra vez. Se tapaba los ojos, sonreía estrepitosamente, luego los oídos y la boca con la misma risa chillona. 

-Eso es correcto, ahora vamos, vamos pronto a verla siempre tiene algo para darme de comer. Contestó el pequeño chimpancé con una sonrisa tan pronunciada que dejaba ver sus encías. 

Antes de emitir palabra alguna, el señor “R” soltó una enorme carcajada y mirándome a los ojos preguntó: ¿Un chimpancé enano? jajajajaja que manera de concebir a tu inteligencia tenés.

Continuará

martes, 27 de agosto de 2013

Mi Amigo el Dragón (III Parte)



-Bueno, tu dragón es de gran tamaño, supongo vivió mucho tiempo encerrado por lo que tenía un gran poder. Se desabotono la camisa y mostrándome una espalda con cicatrices continuó. Este es mi recuerdo de aquel amargo encuentro, al igual que a ti, también me dejó marca.

Rápidamente recordé aquel profundo dolor final y toque mi pecho, luego de desabotonar mi camisa me encontré con una horrible y enorme cicatriz. El señor “R” al verla se lleno de temor y dando un extraño chillido se alejó al rincón con los ojos desorbitados como si acabara de ver un fantasma. ¡¡TAPALA!!, gritó con fuerte voz, ¡NO QUIERO VERLA! replicó.

Cerré nuevamente mi camisa y entre la confusión y el temor por lo que había visto pregunte: ¿qué es todo esto, por qué te asusta tanto?

Luego de sentarse aun con los ojos desorbitados dijo con voz temblorosa: El dragón nació de esa cicatriz y desde entonces vivo atrapado en el ático, cuanto lo viste solo reactualizó tu dolor haciéndose más fuerte. Una parte de mi se ve afectada cuando él aparece, antes solía vivir en la casa junto a ti como amos y señores de la misma, eran tiempos maravillosos donde tú y yo compartíamos todo el día, dibujábamos juntos millones de ideas y mundos, recuerdo en una ocasión de nuestras travesuras decidimos pintar a la señora creatividad del mismo color de su habitación y esta prefirió quedarse así para siempre, vieja loca siempre con sus cosas. 

El caso es, que con el pasar del tiempo dejamos de jugar cada vez más, llegó a la casa ese pesado de la preocupación, y la afectividad que solía jugar con nosotros de cuando en vez se volvió cada vez más pretenciosa y engreída, hasta que me excluyó de sus juegos y te alejó de mí. Vino la codicia, el ego, la vanagloria y la soberbia y sin darme cuenta el departamento de deseos que tanto trabajo nos dio decorar con nuestros dibujos, fue suplantado por esos espantosos cuadros abstractos que nunca he entendido, cada vez más espacios de la casa estaban cerrados para mí.

 Un día el cielo se torno oscuro como nunca lo había visto, todos en la casa corrimos y se te formo la cicatriz que llevas en el pecho, tú te retorcías de dolor y yo corrí a ayudarte pero la preocupación me detuvo por un brazo, el dolor me tapo la boca y comenzó a gritar cada vez más fuerte para que no me escucharas, el rencor vino y me tomo por el otro brazo sin decir palabra alguna; tú te volteaste me miraste con gran desprecio y prometiste jamás volverías a estar conmigo, pues por alguna extraña razón que nunca entendí me acusabas de ser culpable de tu cicatriz; tu pecho se puso rojo como el hierro cuando se calienta y de tu cicatriz salió un horrible dragón lleno de cuernos y espinas, corrió hacia mí y con un fuerte golpe me desmayó. Al despertar estaba aquí encerrado en este ático esperando que algún día vinieras a visitarme. 

Pasado un tiempo el fantasma del inconsciente encerró al dragón en el sótano de la casa y a mí me cerró varias ventanas para que no pudiera verte, bajo un hechizo trajo consigo la normalidad a la casa pero nada volvió a ser como antes. Desde entonces el dragón ha gritado muchas noches intentando salir pero el temor fue nombrado vigilante de su celda y no permite que nadie se le acerque, ni siquiera tú; es alimentado con recuerdos por lo que ahora tiene ese aspecto tan espantoso y sorprendente.

 Yo te he esperado en silencio dibujando en lo que puedo, esperando lo mismo; hasta que un día apareció Él, diciendo que tú vendrías pronto. Así que corté mis pantalones ya casi destruidos y saqué la mejor de mis camisas, me senté sonriendo detrás de la puerta, y casi exploto de felicidad al escuchar la puerta traquear y verte aparecer con la mirada perdida. Aunque ya no recordabas nada, era tanta mi felicidad de volverte a ver que preferí callar, aunque a decir verdad ya casi había olvidado lo sucedido; cada instante que paso a tu lado intento aprovecharlo al máximo.

Yo estaba mudo sin poder decir una palabra, él sonreía con una mirada llena de alegría. Luego de una pausa contesté: me alegra que no me odies pero ¿Quién te dijo que yo vendría a verte?

-¿Odio? Contestó mi pequeño Yo. No está en mi naturaleza sentirlo, ni siquiera puedo entenderlo, para mí el amor es la fuerza más grande que pueda existir y rige el principio de todas las almas. El odio no tiene naturaleza propia sino una adjudicada por las mismas personas en el mal uso de su libre albedrío, pero como tampoco está en mí la capacidad de juzgar todo esto, aunque triste me parece superable y transformable. Ahora, en  lo referente a quien me dijo que vendrías fue Papa.

Yo guardé un silencio lleno de confusión pero antes de pronunciar palabra alguna el continuó:

-Verás, los niños internos estamos hechos de amor puro y por el amor puro, nuestra naturaleza procede de algo superior a todo lo existente en esta casa o cualquier otra en el mundo. Mi camisa por ejemplo, mantiene ese brillo en ocasiones cegador pues soy absolutamente puro e incorruptible, fuimos creados como una especie de vaso donde se ha derramado una gota de amor en las personas; eso que nos ha creado y nos ha puesto aquí a acompañarte a lo largo de tu vida aun con todos los malos tratos que podamos recibir lo llamamos simplemente Papa. Él fue quien vino a visitarme una mañana a decirme que tú vendrías.

Yo no pude esconder mi sorpresa y de inmediato pregunté: ¿Él vino a verte? ¿Cómo es posible que estuviera aquí si me has dicho que es superior a todo lo existente en la casa?

El señor “R” sonrió nuevamente y con voz serena y calmada como la de un hombre al observar inocencia en la pregunta de un niño contestó:

-Él vive aquí en la casa desde siempre.

Continuará