Su espectral
figura me paralizó completamente cuando sus enormes ojos de llamas rojas
voltearon a verme, pero aquella imagen quedó reducida ante mi horror al ver lo
que estaba junto a aquel monstruo, era el Señor “R” tirado a los pies de la
bestia con el cuerpo lacerado y la ropa casi quemada por completo, extendía sus
manos hacía mi pidiendo auxilio con su inocente cara ahora llena de terror,
entonces el dragón rugió con mayor fuerza y las paredes de toda la casa
retumbaron de forma estrepitosa, miro al niño con sus grandes ojos rojizos y
levantando una de sus patas de largas garras envueltas en llamas, se abalanzó
sobre él, pisándolo con gran fuerza; un nuevo rugido metálico se escuchó en
toda la casa mientras el señor “R” gritaba más y más, DETENLO!! DETENLO
PORFAVOR, YA BASTA!!.
Miré a mi
alrededor y salí pronto en busca de ayuda, corrí con todas mis fuerzas pero por
alguna extraña razón no avanzaba más que pocos metros del ático, grité pidiendo
auxilio deseando que alguien más de la casa me socorriera, pero nadie vino, así
que ante mi temor y los impulsos que provoca el miedo entré nuevamente al ático
con la terrible idea de poder encontrar al señor “R” muerto a los pies de
aquella bestia. Pero al entrar, el enorme dragón en un estrepitoso movimiento
destellante extendió sus alas mostrando su increíble poder, tomó al señor “R”
con sus enormes garras y luego de mirarme fijamente se abalanzó sobre mí como
un depredador a punto de devorar su presa. Cerré los ojos y cubrí mi rostro con
mis brazos, y un increíble dolor agudo se enterró en mi pecho similar al de una
espada al rojo vivo cuando atraviesa la carne, grité con todas mis fuerzas y
posterior a ello me sentí desfallecer en la habitación producto de aquél
incomparable dolor.
Al despertar
me sentía completamente confundido el ático estaba nuevamente como solía
recordarlo, todo parecía estar en su lugar como si nada fuera pasado, me
levante del suelo y miré hacia todos lados y en el acostumbrado rincón estaba
sentado de espaldas a mí, con su camisa reluciente el señor “R”, dibujando con
crayolas de cera sobre papel, me miró con su acostumbrada sonrisa, se puso
junto a mí y dijo:
-Al fin
despiertas, ¿cómo te sientes?
Después
de una breve pausa y una confundida afirmación con la cabeza me atreví a
preguntar, creí estabas muerto ¿Qué pasó?
El señor “R” volvió a sonreír e
invitándome a sentarme me dijo:
-No
estoy muerto, podría decirse que soy casi inmortal pero tengo conocimientos que
otros como yo han sido de una u otra forma asesinados.
-¿Otros como tú? Pregunté.
-Si,
otros como yo. Haber, "yo soy Tú", soy una parte de ti que vive siempre en los
rincones de tu existencia. Soy tu “Yo niño”, tu ser siempre niño, el reducto de
tu alma donde se esconde tu inocencia, tu dulzura, tu buena voluntad, tus
alegrías y sonrisas, tu capacidad de amar y compartir, tus sueños y tu motor a
la felicidad. SOY EL NIÑO QUE VIVE EN TI. Cada persona posee uno y no podemos
morir al menos que las personas así lo decidan y permitan, aunque algunas
personas creen haber matado a sus niños internos en realidad solo lo han
recluido en otro lugar pero sigue vivo, aunque no viva en el ático de cuando en
vez lo visitan a pedirle consejos como sueles venir tú.
- Todo aquello me parecía aun más
confuso, así que pregunté: ¿Y el Dragón, y lo que pasó?
-El
dragón, mmm admito que siempre he tenido curiosidad en preguntarte ¿por qué un
Dragón?, verás, el representa tus más grandes temores, las experiencias más
dolorosas y traumáticas de tu vida, eso a lo que tanto temes revivir. Las
personas suelen identificarlos con toda clase de criaturas en su mayoría
fantásticas; arañas, leones, monstruos de toda clase, demonios o en tu caso
dragones de fuego. Debo admitir que fue bastante atemorizante y muy fuerte
contrincante pero estaba convencido que no podría conmigo, no creerás que estás
medallas las he ganado solo con sentarme a dibujar ideas.
Por
un momento pensé en decirle que creía las medallas se las había hecho él mismo,
pero pregunté: ¿dibujar ideas?
-Claro,
dibujar ideas. Muchas de las cosas que se te ocurren las dibujo yo. Yo las
hago, las envío al departamento del criterio y tu juicio se las entrega a tu
inteligencia para que las lea, las proyecte o simplemente las complemente a las
ideas de otros departamentos. Por ejemplo, las medallas en mi pecho fueron
ideas mías en base a tus logros, puesto que aun son pocos y te falta mucho por
recorrer decidí dibujarlas de cartón para recordarte que nunca un logro es muy
pequeño como para no ser tomado en cuenta o muy grande como para no perseguir
otro mejor. Esta es para mí una de las más valiosas que fabriqué.
Apuntó con su
dedo una de las medallas de cartón de aspecto ordinario en su pecho.
-Esta
te la otorgué el primer día que entraste por esa puerta para pedirme un
consejo. No sé si lo recuerdas, pero no siempre has venido a verme. Te ha
costado un buen camino darte cuenta que vivía aquí. Tristemente algunas
personas mueren sin encontrar a sus niños internos. Peor aún creen que no
existimos, convirtiéndose lentamente en maquinas frías que el mundo envuelve a
su conveniencia.
-Pero ¿y el Dragón de fuego, no
te hizo nada?
-Bueno,
tu dragón es de gran tamaño, supongo vivió mucho tiempo encerrado por lo que
tenía un gran poder. Se desabotono la camisa y mostrándome una espalda con
cicatrices continuó. Este es mi recuerdo de aquel amargo encuentro, al igual
que a ti, también me dejó marca.
Continuará
No hay comentarios:
Publicar un comentario