-Él vive aquí
en la casa desde siempre.
Mis ojos
desorbitados debieron mostrar una gran confusión en mi rostro, por lo que el
señor “R” tomó mi mano y caminó junto a mí hacia una de las ventanas del ático,
invitándome a mirar por ella y dijo:
-Mira desde la
altura del ático como se ve la casa y dime que ves.
-El paisaje de
esta casa ha cambiado mucho con el paso de los años; cuando eras niño y jugabas
conmigo todo era tan blanco como mi camisa, los castillos eran aunque pequeñas
las más bellas creaciones que pudieran existir. El río era similar a un espejo
movible y toda la vegetación resplandecía de luz; luego cuando apareció tu
cicatriz y el cielo se puso negro todo cambió, todo parecía morir lentamente
haciéndose cada vez más oscuro y sombrío o con nuevos colores de tonalidades
variables y cambiantes, el Dragón escupió su fuego negro dejando manchas por
toda la casa de esa asquerosa brea, pero cuando el fantasma del inconsciente lo
encarceló todo volvió a tener el aspecto de antes aunque jamás volvió a tener
aquél inigualable color blanco.
Desde que
comenzaste a escuchar a Papa el paisaje ha mejorado muchísimo como era de
esperar, hay nuevos y bellos colores pero como podrás ver, aún quedan manchas
que limpiar.
Yo me aparté
lentamente de la ventana y mirando hacia uno de los rincones del ático,
pregunté: ¿desde que comencé a escuchar a tu padre, a que te refieres?
-Sí, Él es
responsable de los cambios que se dan en casa para bien. Todo cuanto crece y
prospera en el horizonte es por su intervención. No sé cómo funciona ni es mi
tarea saberlo, para ello podría ayudarte la sabiduría, vive en el castillo de
al fondo por si deseas visitarla. Lo que sí sé, es que Papa en todo momento
está hablándote, pero por una extraña razón que tampoco entiendo no puedes
escucharle siempre, a veces toma forma de brisa, otras de animal u cualquier
otra criatura que le parezca, por ejemplo el día en que vino a visitarme era
una bella orquídea parlante. Rió un poco y continuó. Desde hace un tiempo para
acá se nota que le estás escuchando, pues el horizonte ha cambiado y los
integrantes de la casa que antes no nos veíamos nunca, ahora hemos podido tener
encuentros para charlar y compartir ideas. Por ejemplo, ahora mismo mientras
hablamos la señora creatividad canta desde su ventana y otros habitantes que no
puedes ver al menos que los invoques están acompañándote en cada momento. Es a
lo que la sabiduría le llama integración.
Antes que mi
pequeño acompañante pudiera terminar la frase yo interrumpí su discurso
diciendo: ¿dónde encuentro a tu padre?
El señor “R”
acotó: creí que venías por respuestas sobre un Dragón.
Yo reflexioné
un poco y él continuó. En la casa se rumora que el guardián del sótano fue
devorado por el dragón y este pudo escapar. Aunque yo tengo mis dudas pues la
puerta no se encontró forzada y el fantasma no ha hecho nada por volverlo a
recluir, por lo que más que un escape creo que papa lo liberó. Pero solo son
ideas al azar, pregúntale a la sabiduría ella sabrá explicártelo mejor, casi
siempre sabe todo de todos sin saber nada de nadie.
-¿Cómo llego
hasta ella? Pregunté a mi pequeño Yo.
Él sonrió y
dijo: antes solía estar más lejos pero papa la ha atraído a vivir más cerca. Él
se dio vuelta tomo una de las crayolas de cera y comenzó a hacer un dibujo de
forma cuadrada en una de sus hojas de papel, la doblo y la envió por un
conducto; de pronto un fuerte golpe se escuchó en la puerta y el sonido de una
pequeña campanilla le siguió.
-¿Qué fue eso?
Pregunté
Él no dijo
palabra alguna sino que me tomó de la mano y abrió la puerta, frente a nosotros
estaba un extraño objeto rectangular suspendido en el aire, con paredes de
aspecto similar al de la pintura cuando escurre por una pared pero
aparentemente transparente; presionó un botón y me dijo súbete.
Yo aún
extrañado ante aquel inusual objeto, guardé un momento de silencio y me atreví
a decir: creaste una nueva idea para mí, me has creado un transporte para ir a
verla ¿verdad?. Él sonrió pero en ese instante un pequeño chimpancé entró a la
habitación dando vueltas por el piso
pegando gritos y alaridos, mirándome fijamente y repitiendo sus
acrobacias una y otra vez. Se tapaba los ojos, sonreía estrepitosamente, luego
los oídos y la boca con la misma risa chillona.
-Eso es
correcto, ahora vamos, vamos pronto a verla siempre tiene algo para darme de
comer. Contestó el pequeño chimpancé con una sonrisa tan pronunciada que dejaba
ver sus encías.
Antes de emitir
palabra alguna, el señor “R” soltó una enorme carcajada y mirándome a los ojos
preguntó: ¿Un chimpancé enano? jajajajaja que manera de concebir a tu
inteligencia tenés.
Continuará
No hay comentarios:
Publicar un comentario