miércoles, 28 de agosto de 2013

Mi Amigo el Dragón (IV Parte)



-Él vive aquí en la casa desde siempre.

Mis ojos desorbitados debieron mostrar una gran confusión en mi rostro, por lo que el señor “R” tomó mi mano y caminó junto a mí hacia una de las ventanas del ático, invitándome a mirar por ella y dijo:

-Mira desde la altura del ático como se ve la casa y dime que ves.

La imagen que contemplaban mis ojos era todo lo contrario a mi concepción de casa, en ella podía ver un enorme y basto paisaje de trigales coloridos como si la tierra los encendiera con muchos colores, suspendido en el aire se encontraban castillos formados por lo que parecían ser nubes de apariencia compacta de tonos celestes y el cielo era un espectáculo similar a una aurora boreal contrastada con el ocaso naranja de una tarde veraniega. Muchas estrellas se encontraban visible en el cielo y por los trigales o dentro de los castillos se podían observar seres de todo tipo y apariencia trabajando, algunos descansando y otros simplemente hablando. El Señor “R” haciendo un gesto con su mano señaló hacia un área del paisaje y pude observar manchas negras de lo que parecía ser una especie de brea que se esparcía por la zona, del mismo modo observé un río que corría al borde de los trigales pero con un agua de tono grisáceo que daba la impresión de contaminación.

-El paisaje de esta casa ha cambiado mucho con el paso de los años; cuando eras niño y jugabas conmigo todo era tan blanco como mi camisa, los castillos eran aunque pequeñas las más bellas creaciones que pudieran existir. El río era similar a un espejo movible y toda la vegetación resplandecía de luz; luego cuando apareció tu cicatriz y el cielo se puso negro todo cambió, todo parecía morir lentamente haciéndose cada vez más oscuro y sombrío o con nuevos colores de tonalidades variables y cambiantes, el Dragón escupió su fuego negro dejando manchas por toda la casa de esa asquerosa brea, pero cuando el fantasma del inconsciente lo encarceló todo volvió a tener el aspecto de antes aunque jamás volvió a tener aquél inigualable color blanco. 

Desde que comenzaste a escuchar a Papa el paisaje ha mejorado muchísimo como era de esperar, hay nuevos y bellos colores pero como podrás ver, aún quedan manchas que limpiar.  

Yo me aparté lentamente de la ventana y mirando hacia uno de los rincones del ático, pregunté: ¿desde que comencé a escuchar a tu padre, a que te refieres?

-Sí, Él es responsable de los cambios que se dan en casa para bien. Todo cuanto crece y prospera en el horizonte es por su intervención. No sé cómo funciona ni es mi tarea saberlo, para ello podría ayudarte la sabiduría, vive en el castillo de al fondo por si deseas visitarla. Lo que sí sé, es que Papa en todo momento está hablándote, pero por una extraña razón que tampoco entiendo no puedes escucharle siempre, a veces toma forma de brisa, otras de animal u cualquier otra criatura que le parezca, por ejemplo el día en que vino a visitarme era una bella orquídea parlante. Rió un poco y continuó. Desde hace un tiempo para acá se nota que le estás escuchando, pues el horizonte ha cambiado y los integrantes de la casa que antes no nos veíamos nunca, ahora hemos podido tener encuentros para charlar y compartir ideas. Por ejemplo, ahora mismo mientras hablamos la señora creatividad canta desde su ventana y otros habitantes que no puedes ver al menos que los invoques están acompañándote en cada momento. Es a lo que la sabiduría le llama integración.

Antes que mi pequeño acompañante pudiera terminar la frase yo interrumpí su discurso diciendo: ¿dónde encuentro a tu padre?

El señor “R” acotó: creí que venías por respuestas sobre un Dragón. 

Yo reflexioné un poco y él continuó. En la casa se rumora que el guardián del sótano fue devorado por el dragón y este pudo escapar. Aunque yo tengo mis dudas pues la puerta no se encontró forzada y el fantasma no ha hecho nada por volverlo a recluir, por lo que más que un escape creo que papa lo liberó. Pero solo son ideas al azar, pregúntale a la sabiduría ella sabrá explicártelo mejor, casi siempre sabe todo de todos sin saber nada de nadie.

-¿Cómo llego hasta ella? Pregunté a mi pequeño Yo.

Él sonrió y dijo: antes solía estar más lejos pero papa la ha atraído a vivir más cerca. Él se dio vuelta tomo una de las crayolas de cera y comenzó a hacer un dibujo de forma cuadrada en una de sus hojas de papel, la doblo y la envió por un conducto; de pronto un fuerte golpe se escuchó en la puerta y el sonido de una pequeña campanilla le siguió.

-¿Qué fue eso? Pregunté

Él no dijo palabra alguna sino que me tomó de la mano y abrió la puerta, frente a nosotros estaba un extraño objeto rectangular suspendido en el aire, con paredes de aspecto similar al de la pintura cuando escurre por una pared pero aparentemente transparente; presionó un botón y me dijo súbete.

Yo aún extrañado ante aquel inusual objeto, guardé un momento de silencio y me atreví a decir: creaste una nueva idea para mí, me has creado un transporte para ir a verla ¿verdad?. Él sonrió pero en ese instante un pequeño chimpancé entró a la habitación dando vueltas por el piso  pegando gritos y alaridos, mirándome fijamente y repitiendo sus acrobacias una y otra vez. Se tapaba los ojos, sonreía estrepitosamente, luego los oídos y la boca con la misma risa chillona. 

-Eso es correcto, ahora vamos, vamos pronto a verla siempre tiene algo para darme de comer. Contestó el pequeño chimpancé con una sonrisa tan pronunciada que dejaba ver sus encías. 

Antes de emitir palabra alguna, el señor “R” soltó una enorme carcajada y mirándome a los ojos preguntó: ¿Un chimpancé enano? jajajajaja que manera de concebir a tu inteligencia tenés.

Continuará

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